sábado, noviembre 17, 2012

Mundo interior

Lo que quiero ser es el profeta y la herejía, el santón y la puta, el ladrido y la oscuridad, el bufón y la bruja, el sudor y tu piel. Hay un hombre solo y rodeado de gente, con la mirada ausente, con pensamientos oscuros, con el silencio en las manos. Voy con los ojos abiertos de par en par, con la lengua fuera, con los colmillos retorcidos, con las manos crispadas, sudando a chorros, soltando espuramajos por la boca, profiriendo insultos y procacidades, señalando con el dedo a los que me miran. La piel de serpiente que muda a la de lobo solitario, la luna ensangrentada sobre el mar negro, el ulular de los búhos, mi corazón escupiendo sangre a borbotones, las tripas revueltas, el zumbido de las moscas, el olor a podrido, la calma que precede a la tempestad, el espejo que me refleja y no me miente, el reloj que se para de golpe. No estoy loco, todavía no. No estoy delirando, todavía no. No he mirado hacia atrás, todavía no, a pesar de que la ciudad se esté cayendo a pedazos, no me convertiré en estatua de sal a pesar de los alaridos. La música a todo trapo del bar, las luces delirantes, el griterío asesino y yo pensando todas estas cosa mientras el resto de mundo sigue a lo suyo o tal vez no y estén pendientes de mí y se hayan dado cuenta de que yo hace rato que no estoy allí con ellos. Es igual, seguiré con lo mío, ajustando cuentas con mis enemigos, agitándome como hechicero invocando la lluvia a pesar de que me veáis quieto. Mi mundo interior es muy amplio, luminoso y siniestro, imaginativo y descarnado, feroz y sosegado, tan vivo, tan latente que, a veces, no puedo contenerlo como ahora...

viernes, noviembre 02, 2012

Amigo de las palabras

Filólogo. Amigo de las palabras. Filología inglesa. Lo mismo aplicado al inglés. Y a pesar que mi vida laboral se haya desviado de este campo, uno no puede dejar de sentirse filólogo, de tener aprecio por las palabras, de querer saber más. Es oír a alguien hablar en inglés y no poder evitar girar la cabeza.
Como he dicho, ahora estoy muy alejado del mundo académico o de la docencia, pero en el fondo de mi corazón, me siento todavía "teacher". Si alguien me pregunta algo y no lo sé, no paro hasta hallar la respuesta porque no me gusta quedarme con la duda y mucho menos que la persona que me haya preguntado se vaya sin respuesta.. Hace mucho que no me hacen ninguna "questions" y el castellano ocupa el casi 100% de mi vida. Pero no pierdo la esperanza. El otro día le dije a mi hijo de casi 22 meses: "Give me five" y el chaval extendió la palma de su mano y la chocó con la mía. Intento que no se me caiga la baba mientras escribo esto pero os juro que es verdad.
En fin, vuestro amigo filólogo está ahora "far away" del inglés pero si tenéis algún problema no dudéis en recurrir a mí y haré lo que pueda.